Ya he visto que todos me teníais localizada. Teniendo en cuenta que teniamos pocos días, Estambul era un destino relativamente cercano para hacer una escapada. Los que no lo conocéis, lo recomiendo, con cuatro días es suficiente para visitar sus mezquitas, callejear, degustar un poco de su gastronomía, y pensaba relajarme en un baño turco, digo pensaba, porque después de elegir el lugar (si queréis ver el baño en cuestión, pinchar aquí, ya que no se pueden entrar cámaras), lo que se ve, es exactamente igual, muy limpio, y para vivir la experiencia totalmente recomendable, pero el masaje, nada más lejos de ser relajante, eso sí, es reparador porque te recolocan todos los huesos, teniendo tiempo después de relajarte tomando un té en una de sus salas totalmente ambientadas, como auténticos sultanes.
Hemos coincidido con el final del "ramadán", por lo que estaban de fiesta, como si se tratase de nuestra Navidad, había gente por todo, familias enteras disfrutando en los restaurantes, los Minaretes adornados con bombillas encendidas, en fin ha sido interesante verlo; La parte negativa de la fiesta, era que el Mercado de las especias estaba cerrado, había tenderetes por los alrededores, y chiringuitos por todas las calles, pero el mercado cerrado (tendré que volver).
Después de las visitas culturales obligadas: Palacio de Topkapi, Santa Sofía, Mezquita Azul, la Cisterna, Torre Galata, Gran Bazar..., y todas las mezquitas que nos vayamos encontrando por nuestro camino, pero como es un blog de cocina, os contaré lo que he conocido de su gastronomía, muy mediterránea, muy parecida a la nuestra, y con unos dulces, que me perdían.
Vista de Estambul desde Asia.



La Cisterna.

El primer día cruzamos a Asia, y entre los rezos y cánticos que es escuchaban por toda la ciudad desde los minaretes, al anochecer, los puestos de comida encendieron sus luces, y las calles se empezaron a llenar de familias para comer.

Hoy en día por todo hay Döner Kebab, particularmente los que conozco en Palma no me inspiran confianza, por lo que no tenía demasiado interés en en comerlos.




Finalizando, como siempre con un té. Todo el menú por 6 €, y tengo que reconocer que me hubiera gustado un poquito más de pulcritud, la comida estaba buena.





Los dulces son otra cosa, esta especie de "churros y buñuelos", bañados en un almíbar de miel, estaban tan buenos que me no podía reprimirme, ni pensar, si podía tener alguna consecuencia, y además muy baratos, por 40 ctms. un churro, y unos 80 ctms. unos cuatro buñuelos.

Este caramelo, una especie de sugus blandito, que iban enrollando, también estaba rico.


Como entrante unos crepes que te preparan delante de ti.

Un Kebab con verduras que estaba delicioso, todo muy ligado, y acompañado con una ensalada mediterránea con frutos secos.
De postre, Baklava, (sin comentarios), que delicia.

Y que os parece estas barbacoas flotantes en el puerto, con unos taburetes para sentarte a comer en la explanada. No me puedo ni imaginar la cantidad de sardinas o caballas que debieron hacer, pasamos por la mañana y ya estaba al completo, sin parar, y volvimos por la noche a probarlas, y era increible.
Las acompañaban con un vaso de envinagrado, con cebolla, col y pepinillos. El bocata en cuestión costaba 2 €. Ah! no había mantel, (ni siquiera una hoja de periódico), pero como dato curioso, vendían ellos las toallitas humedas, ¿será que me debieron ver?


No aceptaban reservas, estaban al completo, jajaja.
Como contraste, también quisimos probar los restaurantes que hay debajo del Puente Galata, que preparan tapas y pescado fresco, te presentan el carrito, y tu eliges la pieza que quieres.
Nos prepararon una langosta a la cazuela, con pimientos, tomates, patatas, que también estaba bien bueno. Por supuesto ya no fueron los 2€ del bocata de caballa, la cazuela de langosta costó 50€ (va al peso), precio impensable, por lo menos por aquí.

Y como curiosidad, o no sé como llamarlo, nos encontramos con un montón de garrafas, llenas de sanguijuelas a la venta, y según el letrero, remedio para migrañas, eszemas, varices, nunca me hubiera imaginado encontrar en Estambul estos bichitos a la venta.
Y yo que pensaba que en Mallorca eramos demasiados...

Y cuando vamos a pescar, buscamos un sitio "no muy ocupado" para no molestarnos. Se ve que a ellos no les importa, y hay pescado para todos. Estaba lleno el puente, a todas horas, mientras comía o cenabas en los restaurantes de abajo, veías las cañas bajar y subir, y también tirar las botellas vacias directamente al mar, eso se dice: "cuidemos el mar".



No aceptaban reservas, estaban al completo, jajaja.



Y como curiosidad, o no sé como llamarlo, nos encontramos con un montón de garrafas, llenas de sanguijuelas a la venta, y según el letrero, remedio para migrañas, eszemas, varices, nunca me hubiera imaginado encontrar en Estambul estos bichitos a la venta.


Y cuando vamos a pescar, buscamos un sitio "no muy ocupado" para no molestarnos. Se ve que a ellos no les importa, y hay pescado para todos. Estaba lleno el puente, a todas horas, mientras comía o cenabas en los restaurantes de abajo, veías las cañas bajar y subir, y también tirar las botellas vacias directamente al mar, eso se dice: "cuidemos el mar".
Ha quedado claro, que me ha gustado, y no me importaría volver, espero haber despertado el gusanillo a los que aún no han visitado ISTAMBUL.
María.